Los esmaltes o pintauñas fueron inventados en 1924, como laca de uñas con color, y a partir de ese momento se terminó con la moda de llevar las uñas naturales.
Hay algunos trucos para preservar el esmalte de uñas en buenas condiciones y hacer que nos duren más tiempo. Los esmaltes suelen deteriorarse casi sin razón, y esto se debe a la oxidación propia de su contacto con el aire, incluso en los pocos momentos en los que mantenemos los frascos destapados, al pintar nuestras uñas de manos y pies. Esto será inevitable, ya que el pincel necesita estar en constante movimiento, entrando y saliendo, lo que hace imposible mantenerlo tapado.
Los esmaltes deben guardarse en un lugar fresco, incluso en la nevera. El calor provee un ambiente óptimo para el deterioro del esmalte, en especial aquellos que no sean de excelente calidad, notándose que el producto se separa y forma grumos. Así, el frío previene estos sucesos.
No tienen que reposar demasiado tiempo, una o dos veces a la semana tiene que agitarse los frascos, haciéndolos girar sobre su eje, y luego haciéndolos girar de cabeza. Esto hará que los componentes se mantengas unidos y en buenas condiciones.
Para reutilizar los esmaltes que ya están un poco deteriorados y resecos, se necesita colocar algunas gotas de alcohol dentro del envase. No ha de superar la capacidad de 1/5 del envase, ya que de lo contrario el barniz quedaría demasiado diluido. Así mismo, se cierra bien el frasco y se agita para que ambos componentes se mezclen. Cuando el problema es lo contrario, y el esmalte este demasiado liquido, prueba a echarles un poquito de harina.
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